martes, julio 05, 2005

5.Profe en la universidad

La categoría de profesor a tiempo parcial es la más abundante. JJuste
Jordi Juste para Nipoweb
Del mismo modo que una universidad japonesa no es lo mismo que una occidental, un profe aquí tampoco es exactamente lo que uno allá. No lo es ni en el estatus, ni en los requisitos, ni en las condiciones de trabajo, ni en el salario, por citar sólo algunos de los aspectos relevantes de la profesión.
Varias categorías
Antes de pormenorizar, hay que decir que existen diferentes categorías de profesor y que para cada una de ellas las condiciones son distintas. Me voy a referir primero a la más abundante en el caso de los profesores extranjeros, la de lector o profesor a tiempo parcial, hijôkin (非常勤) en japonés.
La categoría de profesor a tiempo parcial es la más abundante, cada vez más, porque las universidades se ahorran un montón de dinero contratando de este modo en lugar de tener a profesores en plantilla, a los que hay que pagarles una serie de beneficios sociales además de un abultado salario por un ridículo número de clases semanales.
¿Qué hay que hacer para enseñar en la universidad?
Para llegar a ser lector de español en una universidad japonesa sólo se necesitan un título universitario superior, buenos amigos y suerte. El título no tiene por qué ser en filología o pedagogía, ni siquiera en letras, pero cada vez son más numerosos los que complementan su formación, técnica o humanística, con un máster en enseñanza del español como lengua extranjera.
Lo difícil suele ser entrar en la primera universidad y tener paciencia y recursos económicos para esperar a que haya vacantes en otras. Lo normal es que en una sola no den más de cuatro clases semanales a un profesor el primer año, y no es extraño que comience sólo con dos. Seis es el máximo para no crear un agravio con los profesores fijos, que con igual carga lectiva ganan más del triple.
La paga suele ser de entre 25.000 y 30.000 yenes por clase semanal al mes, durante todo el año, incluidos los casi cinco meses en que no hay clases. Además, la universidad paga el transporte y algunas complementan el salario con dos medias pagas extra, una en verano y otra para fin de año. La única obligación es dar las clases y asistir a una o dos reuniones al año. A los lectores no se les exige horario de oficina, porque no tienen oficina. Eso sí, en todos los centros hay una sala de profesores, con té y café gratis, y acceso libre a los ordenadores y a la biblioteca.
Nuevas plazas fijas, casi inexistentes
Antiguamente, ser lector era un primer paso para llegar a tener plaza fija, pero estas son cada vez más escasas, casi diría que están en proceso de extinción. Tanto los fijos definitivos como los contratados por un período de tiempo limitado (hay contratos desde un año a cinco, según la universidad) tienen despacho, individual o entre dos, y cuentan con un presupuesto anual de más de medio millón de yenes para gastos relacionados con la investigación, tales como comprar libros o material de oficina, asistir a congresos...Precisamente, a diferencia de lo que pasa con los lectores, a los fijos les suelen exigir publicar periódicamente artículos académicos.
En cuanto a los permisos de trabajo, a los profesores a tiempo completo, ya sea con contrato indefinido o temporal, la universidad les facilita la documentación necesaria para obtenerlo, algo que no sucede con lo lectores, por lo que una gran mayoría de estos son cónyuges de ciudadanos japoneses que, como tales, tienen derecho a vivir y trabajar en el país. Pero de la vida personal del profe de español en Japón ya hablaré otro día.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Teniendo en cuenta que, en las públicas, con la privatización, a los profesores se les exigirá renovar su licencia de enseñanza cada 10 años, así como al centro, y visto lo que está pasando en otras empresas (ANA, y similares), en las que se cambia a la plantilla de trabajo fijo a trabajo a tiempo parcial, es de pensar que la tendencia de Japón, aunque con más mesura que lo acaecido en España, es que los trabajos se "basuricen", que digamos.

El tema de tener buenos amigos y suerte para enseñar en una universidad japonesa es tremendamente cierto: lo que más importa para una contratación es que tengas referencias de alguien con poder en ese centro. Conozco gente que ha logrado trabajos de profesor en universidades de esta manera, por suerte, por contactos de contactos, y conozco casos de gente con impecables currículos, a quienes se ha negado la contratación porque, según palabras de los burócratas de turno " es que no lo conocemos de nada". Endogamia. Ese mal que afecta aquí también en las universidades, no solo en España.

Sobre la exigencia de publicar, aplicada a los profesores fijos, la verdad es que es eso, una exigencia de publicar algo, pero no se suele pedir un mínimo de calidad, muchas veces, porque, se pedírseles, me se de unos cuantos que habrían perdido el cargo hace tiempo, pues llevan toda su vida sacando cada año el mismo libro de "aprenda castellano" o "aprenda francés", con maquetado nuevo, pero idénticos contenidos.